Y la clave se encuentra en nuestro cerebro. Un estudio
llevado a cabo por la Escuela Annenberg de Comunicación de la Universidad de
Pensilvania (EE. UU.) ha desvelado la incógnita capaz de dilucidar la viralidad
de un contenido en internet: según la actividad cerebral del lector.
Para realizar el
estudio contaron con la participación de 80 personas a las que se midió la
actividad cerebral, mediante resonancias magnéticas funcionales, mientras leían
80 artículos de similar extensión relacionados con la salud y publicados en el
periódico New York Times. Los voluntarios tuvieron que valorar su interés por
leer los artículos y compartirlos mientras los investigadores realizaban las
mediciones.
"La gente lee o comparte contenidos que conectan con
sus propias experiencias, con su sentido de quiénes son o quieren llegar a ser.
Comparten cosas que pueden mejorar sus relaciones, hacerles parecer más listos
o empáticos" , aclara Emily Falk, coautora del trabajo.
Una vez analizados
los datos neuronales, los científicos expusieron que cuando las personas
escogen algo para leer o para compartir o recomendar a otros, piensan tanto en
sí mismas como en los demás, evidenciando los mayores niveles de actividad en
estos sistemas neuronales.
"Cuando piensas
en qué vas a leer y qué vas a compartir, ambos son pensamientos inherentemente
sociales, y cuando piensas socialmente, sueles pensar en ti mismo y en tu
relación con los demás. El mundo social y el concepto que tienes de ti mismo
están entrelazados", comenta Elisa Baek, coautora del trabajo.
Viralidad
Con los datos de la
actividad cerebral de los mismos participantes y los mismos artículos, las
expertas pudieron predecir la viralidad de un texto entre el conjunto de
lectores del New York Times que compartieron ese grupo de contenidos un total
de 117.611 veces. La clave se encuentra en que la actividad cerebral de las
regiones estudiadas se combinaba, de forma inconsciente, generando una señal
que daba cierto valor al artículo, una señal que indica qué se va a compartir y
qué no.
"En la práctica,
si creas un mensaje que el lector cree que va a hacer que se le perciba de
forma más positiva o que puede mejorar una relación, podemos predecir que la
probabilidad de que ese mensaje se comparta va a crecer", explica Christin
Scholz, también coautora del trabajo.
Los resultados han
sido publicados en las revistas Proceedings of the National Academy of Sciences
(PNAS) y Psychological Science.
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