Ha pasado algo más de un cuarto de siglo desde que se
pusiera en marcha la idea de lo que hoy en día es internet. Entonces, se puso
la primera piedra de tres letras que acompañan nuestros días, WWW, y que
representa a uno de los mayores avances de la historia. Pese a todo, los
derroteros por donde ha ido internet en los últimos tiempos no han gustado
demasiado al que se considera a uno de sus progenitores, Tim
Berners-Lee,creador de la World Wide Web.
En una carta abierta dirigida a la fundación que estudia los
avances de internet, el científico de computación británico ha alertado de lo
que considera tres grandes peligros para el futuro de internet. Tres tendencias
que, a su juicio, amenazan el desarrollo y ampliación de esta nueva forma de
comunicación y acceso al conocimiento, justo en el día en que se cumplen 28
años desde que enviara su propuesta original para el establecimiento de una red
informática a escala global.
Entonces -dice- imaginaba la web como una «plataforma
abierta» que permitiría a todas las personas, en todas partes compartir
información, «tener acceso a oportunidades» y «colaborar más allá de límites
geográficos y culturales». En su opinión, esa visión se ha cumplido. Al menos
en desde un punto de vista teórico. «En los últimos doce meses me he sentido
cada vez más preocupado por tres nuevas tendencias que creo que debemos abordar
para que la web cumpla con su verdadero potencial como herramienta que sirve a
toda la humanidad». La privacidad, el auge de las informaciones falsas y el
control de los gobiernos son algunas de esas cuestiones preocupantes.
«Control de nuestra información personal»
El científico teoriza acerca de las vicisitudes que ha
llevado a internet a estar en el punto de mira de ciberdelincuentes, siendo los
datos personales y, por ende, el tratamiento dado en la actualidad una de las
grandes amenazas. Está de acuerdo con la filosofía utilizada por las empresas
en la redacción de los términos de uso de sus servicios al considerar que el
modelo de negocio actual de muchas empresas y sitios web ofrece contenido libre
a cambio de información personal. Entiende, pues, que los usuarios, en su gran
mayoría, no les importe que se recopile algo de información a cambio de
servicios gratuitos.
Sin embargo, cree que no estamos viendo la contrapartida, un
truco. «Cuando nuestra información se conserva en lugares patentados, la
perdemos de vista, perdemos los beneficios que podríamos obtener si tuviéramos
control directo sobre esta información, y eligiéramos cuándo y con quién
compartirla. Es más, a menudo no tenemos ninguna manera de dar a conocer a las
empresas qué información preferiríamos no compartir -sobre todo con terceros-
pues los términos y condiciones se toman o se dejan», escribe Berners-Lee.
La recopilación de información generalizada por parte de las
empresas tiene otros impactos. «A través de la colaboración -o coacción- con
empresas, los gobiernos también observan cada vez más todos nuestros
movimientos online, y con la aprobación de leyes extremas que atentan contra
nuestros derechos a la privacidad», advierte el científico. Ello contrasta con
el uso que le están dando determinados países. «En regímenes represivos es
fácil ver el daño que se puede causar, pueden arrestar a los blogueros o
matarlos, y pueden monitorear a opositores políticos. Pero incluso en países
donde creemos que los gobiernos tienen en mente el mejor interés de sus
ciudadanos, esto simplemente va demasiado lejos todo el tiempo», relata.
Por esta razón, Berners-Lee considera que este escenario
actual «tiene un efecto negativo sobre la libertad de expresión y evita que se
use la web como espacio para explorar asuntos importantes», tales como como
problemas delicados en materia sanitaria, la sexualidad o, incluso, la
religión.
«Es muy fácil difundir información errónea»
Berners-Lee también ha tenido palabras para las
informaciones erróneas y bulos que se propagan y difunden a través de distintas
publicaciones en internet. Para él, es una de las mayores lacras actuales. «Hoy
en día, la mayoría de personas encuentra noticias e información en la web por
medio de apenas unos cuantas redes sociales y motores de búsqueda. Estos sitios
ganan más dinero cuando hacemos clic en los enlaces que nos muestran»,
considera.
Pero, pese a todo, estas páginas y buscadores eligen lo que
mostrar a los usuarios basándose en algoritmos que adquieren ese conocimiento a
partir de la información personal, que extraen constantemente. «El resultado
final es que esos sitios nos muestran contenido en el que creen que haremos
clic, lo que significa que la información errónea, o ‘noticias falsas’, algo
sorprendente, sobrecogedor o diseñado para apelar a nuestras preferencias, se
puede esparcir como reguero de pólvora». Para el «padre» de internet, a través
del uso de ciencias de datos y ejércitos de bots quienes tienen malas
intenciones «pueden engañar al sistema para difundir información errónea y
obtener un beneficio económico o político».
«La publicidad política necesita transparencia»
Otro de los peligros que advierte Berners-Lee tiene relación
sobre la publicidad política difundida e intento de control por parte de los
distintos gobiernos y que, en su opinión, se ha convertido rápidamente en una industria
sofisticada. «El hecho de que la mayoría obtenga su información de apenas un
puñado de plataformas y la creciente sofisticación de los algoritmos que sacan
provecho de abundantes reservas de información personal significa que ahora las
campañas políticas están elaborando anuncios individuales dirigidos
directamente a los usuarios», sostiene.
En su opinión, existen evidencias acerca que algunos
anuncios políticos se están usando de maneras poco éticas para dirigir, entre
otras cosas, a los votantes a publicaciones de noticias falsas o para hacer que
potenciales votantes se mantengan alejados de las urnas. «La publicidad
dirigida permite que una campaña comunique cosas completamente diferentes,
posiblemente contradictorias, a diferentes grupos. ¿Es eso democrático?»,
cuestiona. «Debemos luchar contra los excesos gubernamentales en leyes de
vigilancia, incluso a través de los tribunales, de ser necesario», matiza.
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